lunes, 30 de marzo de 2015

Nunca supe absolutamente nada sobre la vida. Tampoco lo sé ahora. 

No tengo ni idea de que hacer conmigo. Con las ruinas que quedan de lo que fui o de lo que soy. Porque soy un desastre. Y bendito el que venga a intentar arreglarlo.

¿Cómo voy a saber contestarte en futuro si no sé hablar en presente?

Y es que no, no tengo ni idea de a dónde voy a ir. Si viajaría primero a Orlando o a Alemania, o si Ámsterdam sería el mejor sitio para vivir. 

Lo cierto es que fugarme siempre me pareció una buena opción y, aunque siempre he sabido con quién, nunca he sabido cuándo.

Nunca he sabido definir nada y mucho menos definirme a mí. Así que me parece una tontería que me pregunten por cosas que no pueden explicarse. Porque si me preguntasen por el amor no sabría responderles. Ni siquiera sabría si decirles que es cuando te ríes en medio de un beso o cuando miras a los ojos de alguien. Cuando te giras a ver a la otra persona marchar o cuando lo comparas con el ritmo de un corazón en su primer beso.

No sabría si decirles que cada uno tiene una definición de amor y que tú encajas en todas las mías.


Pero, si algo sé con certeza, es que yo tampoco quiero perderte.




.

No hay comentarios:

Publicar un comentario