lunes, 23 de junio de 2014

"Si te sirve de algo, nunca es demasiado tarde, o en mi caso demasiado pronto para ser quien quieres ser. No hay límite en el tiempo. Empieza cuando quieras. Puedes cambiar o no hacerlo. No hay normas
al respecto. De todo podemos sacar una lectura positiva o negativa. Espero que tu saques la positiva. Espero que veas cosas que te sorprendan. Espero que sientas cosas que nunca hayas sentido. Espero que conozcas a personas con otro punto de vista. Espero que vivas una vida de la que te sientas orgulloso. Y si ves que no es así, espero que tengas la fortaleza para empezar de nuevo."

viernes, 6 de junio de 2014

Hace 269 días desde que llegue a Cáceres por primera vez en septiembre. Para qué engañarnos, iba más acojonada que cualquier niño en su primer día de colegio de una nueva ciudad. El problema es que a mí no me iban a llevar mis padres de la mano y, quise volver a tener tres años para que lo hiciesen. Luego es cuando llegas a clase el primer día, y después de escuchar de la boca de unos profesores algo que te suena a lituano, llega el momento de aprenderte los nombres de decenas de cara nuevas, cada una más pintada que la siguiente.
Tras las primeras semanas empiezas a darte cuenta de que quizás no eres la única persona que empezó sin saber que hacer, que tenéis mucho en común, o quizás nada, pero que entre ellos hay una serie de personas que empiezan a ser más de lo que esperabas encontrarte. Y al final, después de estos meses, sólo me queda daros las gracias por todo lo que habéis hecho, y todo lo que hemos conseguido. Es que no podría cambiaros por nada, habéis conseguido ser mi trocito de Cáceres, y mis pedacitos de Extremadura. 
Sólo pido que sigamos con esto. Que sigamos brindando por muchas cosas. Por las risas en clase y en el bus, por la manera de hacernos las prácticas entretenidas, por el karma, el foster y todas y cada una de las veces  que hemos salido "sólo a tomar algo". Por vosotros joder, que habéis hecho que primero de enfermería sea una de las mejores experiencias de mi vida.


martes, 3 de junio de 2014

Eres una hostia. O eso dijo Escandar.
Se le olvidó poner tu nombre.
Él hablaba de amor, yo hablo de ti.

lunes, 2 de junio de 2014

122 tequilas sin ti.

Esta noche quizás te vomite unos versos. Me sabrán a tequila, whisky, y a ginebra. Ojalá algún día vuelvan a saberme a tus labios.
¿Recuerdas la última vez? Era viernes, y estabas en el mismo sitio de la barra, en el bar de siempre. Yo entraba sonriendo con la vista clavada en esa dirección. Era precioso que fueses lo primero que veía al cruzar esa puerta. Llevo meses volviendo, mirando por inercia tu rincón, y ya no estás. Han cambiado la música. Ya no invita a quedarse mirando unos ojos. Los chicos ya no sacan a las chicas a bailar y ellas, bueno, ellas cada vez intentan camuflar más sus corazones. 
Me he adueñado de tu taburete. Parece que en él soy más valiente y no me importa pedir una ronda de tequila para uno. Aún recuerdo las tonterías que hacías con el limón, o la de veces que me has tirado la sal por encima.
Ahora apenas se escuchan risas de verdad. Parece que todo está meticulosamente preparado, que el chico de la gabardina viene con poemas aprendidos de casa, o que la chica de la falda tiene ya a punto todos los gestos para hacer caer a alguien a sus pies. Es como si todo estuviese estudiado para que salga una historia de amor de ésas que sólo duran una noche.
Desde que no vienes, me he dado cuenta de que hay un chico que siempre va con una rosa y cada fin de semana se la da a una chica. Supongo que tiene el corazón roto y sólo busca a quien pueda reparárselo. Y se lo noto en la sonrisa, porque no le ilumina los ojos. 
Llevo 122 tequilas sin ti. Me ha dado tiempo a escribir tu nombre y apellidos en la barra 2 veces, a letra por cada viernes y…llevas 20 semanas sin venir. Supongo que habrás encontrado otro garito, otro sitio en la barra donde compartir un gin tonic con alguien. 
El día que vuelvas apenas reconocerás esto, seguro que para entonces han cambiado los colores, los cuadros y hasta la camarera. Pero espero que sepas, que cada una de las letras que guardo en el doble fondo del taburete que un día me enseñaste, llevan tu inicial entre líneas, y mi firma, entre párrafos.