miércoles, 30 de octubre de 2013

Hoy es tu día. El día del enano que se hace grande día a día. De ese niño que siempre me traerá de cabeza. Porque eres el que consigue hacerme llorar y reír en proporciones adecuadas. El que me da los buenos días haciéndome cosquillas, el que cada vez que quiere consigue sacarme de quicio. El que cuida de mi aunque debiese ser al revés, el que juega y salta conmigo. Ese pequeño enano que hoy hace 15 años desde que está a mi lado. La persona que me deja escuchar su corazón cada vez que quiero y acariciarle el pelo hasta aburrirme. El que cada viernes me da los abrazos más perfectos del mundo.

La persona que más se divierte haciéndome cosquillas en el cuello porque sabe que pierdo el control sobre mí. El que me canta canciones inventadas sólo por y para mí. El que me alegra los días tristes y me anima a conseguir todo. El que me da fuerzas solo por estar al lado. El que  me enseña que es querer y que es proteger. Mi pequeñajo, mi "meñuto", mi hermano pequeño, y a veces mayor.
Tengo la suerte de tenerte, porque siempre serás lo mejor de mí. Eres mi mitad. Mi capacidad de enfrentarme a algo, mi ilusión.


Es el primer 30 de octubre que no estoy ahí, llevándote las velas a la cama, pero no dudes que siempre estoy contigo, y que te queda mucho por aguantarme. Que si es verdad eso de la reencarnación, eres lo mejor que me ha pasado en esta vida, en la pasada y en la siguiente. Y con más razón aún, no dudes nunca que te quiero., que eres increíble, enorme, y que me muero de las ganas de abrazarte.
Felices quince.

lunes, 21 de octubre de 2013

Me gustan esos días en los que cambias la rutina, ya sabes, algo distinto. Estamos tan acostumbrados a seguir unas determinadas costumbres que a veces sólo actuamos en función del día que es. Existen personas que  simplemente por el hecho de ser sábado piensan que tienen que salir a la calle y por el de ser domingo quedarse en casa tapados hasta la cabeza. Yo siempre he pensado que no dependemos más que de nosotros mismos.
Ayer, para mí fue uno de esos domingos que rompen con la rutina. Quién iba a pensar que un domingo iba a estar lleno de energía en lugar de ser un día basado en hacer una maleta y volver a otra ciudad donde vives tu día a día.
Fue un día repleto de risas, y por supuesto, de buena gente. Hubo reencuentros y abrazos con gente que llevaba un tiempo sin ver. Volví a desconectar de todo después de mucho tiempo sin hacerlo y a jugar como si volviese a tener tres años. Como diría mi padre, disfruté como una enana. 
Y es que si a mi me dicen que a día de hoy iba a acabar jugando a las canicas en medio del campo no me lo creo. Tampoco si me hubiesen dicho que iba a jugar a esa clase de juegos que no hacía desde hace años, ni que iba a presenciar un concierto privado y en directo de dos chicos increíbles, uno a la caja y otro a la guitarra. Por no hablar también de la voz tan genial que tiene esa persona a la que yo llamo "pequeño". 
Pero con una de las cosas más importantes de las que me quedo, es que me sentí en familia. Y si hace un año me dicen que iba a encontrar una segunda familia, tampoco me lo creo. Ellos han conseguido demostrarme que una comparsa puede llegar a ser una familia.

martes, 15 de octubre de 2013

A veces esperamos y esperamos sin darnos cuenta de que lo esperado siempre estuvo ahí... Que simplemente deberíamos abrir los ojos. Por tanto, te invito a dejar de esperar, pues quizás el tiempo es ahora y lo que te separa de un deseo es algo tan simple como un intento.

sábado, 12 de octubre de 2013

Viernes. Cada día me gustan más, les vuelvo a ver las caras y no hay nada que me quite la sonrisa.
Luego llegan ellos y me hacen reír con cada una de las tonterías y las estupideces que se les pasa por la cabeza. Y venga abrazos y carcajadas.
Y después estoy yo, que es verlos y sonreír. Me gusta reír con ellos, estar con ellos. Me gusta observarles. Y cuando les miro, por mi cabeza atraviesa un "me hacen feliz".
Y es que ya son 13 años, de recuerdos, de momentos, donde siempre, con los de siempre.

sábado, 5 de octubre de 2013

Jueves, 5 de octubre de 1995. Yo no estaba presente, pero seguro que fue un día bonito, el primero que viste. Y si es por días, desde ese han pasado ya unos cuantos.

Pasaron unos poquitos años, y en el 2000 te vi la cara. Supongo que desde el primer momento supimos que lo nuestro iba a ser grande. Preferirás que me ahorre las anécdotas de los dos primeros años, así que me conformo con que sonrías al recordarlas tu misma. Recuerda todo lo que hemos pasado juntas, que no son pocas cosas y precisamente por eso no pueden escribirse todas aquí.
Si tengo que quedarme con momentos, me quedo con todos aquellos en los que hayamos reído, en los que haya abrazos. Me quedo con las carreras que nos tocan dar cada vez que nos vemos, porque no sé cómo nos las apañamos, pero siempre acabamos bajando tu calle a trompicones. Me quedo también con  los reencuentros, y debo decir que también con las lágrimas, porque las que no han sido de felicidad al menos nos han enseñado.

Recuerda nuestras sesiones de fotos, las anécdotas cuando se inunda tu patio o alguna de las veces en las que la hemos liado, y de eso prefiero no poner ningún ejemplo.
También están las miradas, y me quedo con todas porque sé entenderlas, porque sabemos entenderlas. Y lo que más ne gusta, es cuando pensamos lo mismo y nos reímos  sin necesidad de ninguna palabra.
Acuérdate de los viajes, y de las anécdotas de todos ellos, ya sea  cuando nos cogelamos en Granada, nos perdimos en Londres o cuando rompimos algunas de las miles de cosas rotas en Benalmádena.

Y entre las mejores cosas, están las llamadas "domingueras", porque hay que ver la de cosas que podemos llegar a contarnos...
Eres de esas personas por las que me preocupo cada segundo del día, de esas con las que me siento bien al darnos las buenas noches, y por las que pienso de que forma darle los buenos días para que empiece la mañana sonriendo. De las que echo de menos aunque no hayan pasado ni 24 horas desde la última vez que la vi.
Y tengo qur admitir que eres de esas personas a las que más me gusta abrazar.
No me importa decir que me tragaría el orgullo infinitas veces antes de perderte y que, por  supuesto, te quiero mucho más de lo que imaginas.
Gracias por enseñarme y soportarme, por elegirme y gastar conmigo la única cosa que no se recupera, tu tiempo.
Gracias por estar ahí incluso cuando estoy lejos, por enseñarme lo que es tener una hermana, a veces mayor y otras pequeña, por hacerme reír, por los mejores achuchones del mundo, por hacer que los viernes tenga un motivo más para sonreír al verte y por demostrarme que unos cuántos kilómetros no son suficientes.

Pero además de todos los recuerdos que tenemos, gracias por estar a mi lado más de dos tercios de los que son ahora tus 18 años, porque ya son unos cuantos, y los que quedan...


martes, 1 de octubre de 2013


- ¿Sabes? Cuan... cuando era niño hubiera dado cualquier cosa por ser como el resto de la gente.
- Jaja, ¿querías ser mezquino y deshonesto?
- No todo el mundo es así.
- Sí que lo son.
- Tú no eres así.
- Qué sabrás tú de cómo soy...
- Yo solo sé que eres la persona más increíble con tobillos flojos que haya conocido.