miércoles, 3 de febrero de 2021

Alguien decidió no quererte - Risto Mejide

 Alguien decidió no quererte. Fue alguien a quien ni conozco ni seguramente conoceré. Fue alguien que de tanto en tanto aún se asoma por tu mirada, cuando te me pones triste, cuando te me quedas mal. Fue alguien que no supo, no quiso o no sé. El caso es que ese alguien decidió no quererte y gracias a eso aquí estás. Mía. Miísima. Para mí.

Alguien decidió no quererte. O quererte poco. O quererte mal. Ahora ya da lo mismo, ahora ya da igual. Son de esas cosas de ti que ni conozco ni jamás conoceré del todo. Porque no debo. Porque no me pertenecen. Porque sólo te pertenecen a ti y a tu pasado y al recuerdo que decidas compartir, a la parte de ti que quieras sanar conmigo. Son de esas cosas que me muero por escuchar hasta que las escucho de verdad. Son de esas cosas que te han hecho ser así. Tan adorable. Tan tuya. Tuyísima. Para ti.

Alguien decidió no cuidarte. Te hizo daño, os hicisteis daño. Lo sé. No hace falta que me lo cuentes. Porque lo sé. Y lamento mucho que así fuese. Pero también me alegro. Primero, porque te hizo crecer, te hizo aprender a despedirte. Segundo, porque cuanto más te alejabas de ese alguien, sin saberlo nadie, más te acercabas a mí. Y por último, porque para querer mucho y quererse bien, hay que saber muy bien antes lo que no se quiere. Así que déjame mostrar mi más profunda gratitud hacia esos alguien. Porque jamás les estaré lo suficientemente agradecido. Sí. jamás.


Yo he decidido quererte. Quererte mucho. Quererte bien. O al menos, aprender a hacerlo. Día a día. Paso a paso. Polvo a Polvo. Pelea a pelea. Reconciliación a reconciliación. Querer de verdad es discutir sólo por problemas nuevos, no volver sobre lo ya discutido, zanjar los temas no sólo con soluciones sino con aprendizajes, compromisos y comportamientos. Querer de verdad es decir te amo antes que te quiero. Es vivir en un usufructo pero sin ninguna hipoteca. Es encerrarse por fuera. Es echar raíces en libertad.


Pero también querer de verdad es ser cada vez más consciente de que no te merezco. Pensar que en cualquier momento, cuando sepas como soy realmente, me vas a dejar. Despertarme por la noche varias veces sólo para comprobar que sigues aquí, que no ha sido todo un sueño. Otro más. Mirarte cada día como te miré la primera vez, esa primera vez. Preguntarte todos los días si quieres casarte conmigo. Y antes de que se ponga el sol, volvértelo a preguntar. Varias veces. Que me mires como diciendo bueno ya está. Que te mire como diciendo es que no me lo creo. Dime que todo esto es una broma pesada y lo entenderé. Que te vuelvas al Olimpo del que jamás debiste bajar. Que me dejes aquí soñando despierto, porque ahora sé que existes, que eres real. Que en realidad es todo parte de una apuesta, que ya la has ganado, y aún así te pediré que vuelvas a apostar.

sábado, 14 de noviembre de 2020

Por si se te olvida - Loreto Sesma

 

Si pudiera tener el poder de darte la luz cada mañana para enseñarte que el sol sí está de tu lado.

Si pudiera abrazarte tan fuerte hasta creer lo que siempre te digo: que tienes cuatro brazos, cuatro piernas, dos cabezas y dos corazones si cuentas conmigo.

Si pudiera devolverle a las calles tu voz cuando te ríes, y es entonces cuando para mí parece el mundo menos malo, parece que el futuro da un poquito menos miedo.

Si de alguna manera pudiera enfrascar toda tu fuerza, te haría beber de tu valentía hasta que al mirarte al espejo la recordaras, y saldrías a torearle a la vida como quien todavía no ha perdido nada.

Si pudiera atrapar una estrella del cielo para colocarla en tu boca y besarte las noches que estoy contigo, las madrugadas en las que me haces falta.

Si pudiera arrancarte de cuajo la pena y colocarme todas tus lágrimas en mis párpados para crear los océanos que tú no te mereces llorar.

Ojalá. ojalá pudiera parar el tiempo y devolverte todos los abrazos, borrar de tus labios cada adiós, decirte que todo irá bien aunque ahora planees como lo hacen los pájaros sobre un campo de minas que saben a nostalgia y a vértigo. Verte como yo te veo, como un león en mitad de todos los gladiadores emitiendo un último rugido. Sujetar el volante en las curvas, agarrar bien fuerte tu mano cuando pierdas el equilibrio. Hacerte entender que la vida sigue, aunque el mundo se haya parado.

Ojalá pudiera hacerte sentir que somos dos planetas colisionando para crear una nueva vida.

Que podrás con todo. Que no dudo de las dudas, ni lamento ya los llantos.

Que estaré siempre aquí, contigo y luchando.

Que todo acabará, te lo prometo.

Y que te amo.


domingo, 30 de diciembre de 2018

¿Crees en las segundas oportunidades? - Mónica Gae

No, no y rotundamente no.

Nunca he creído en ellas y la única vez que decidí hacer una excepción, bastaron unas semanas para volver al no.

Creo que si una relación no funciona hasta el punto de dejarlo, volverá a no funcionar. Porque las personas, antes de abandonarlas, se cuidan. Y si hay que luchar, se lucha de la mano. Las relaciones no se ponen en pausa ni se dejan para más adelante.  Si hay algo que arreglar, se habla y se arregla, no te vas.

Los baches, las discusiones, los obstáculos y las diferencias están para fortalecer el vínculo si es que tiene que haberlo. Creo que cuando te sueltan de la mano o tú sueltas de la mano a alguien, hay que hacerlo frío y haberlo pensado mucho y bien. Porque al menos en mi opinión, es un camino de solo ida.

jueves, 8 de noviembre de 2018

Que se joda la cordura - María Vera

Claro que siento por encima de mis posibilidades
Si eso es estar loca,
no sé a qué esperas para ponerme la camisa de fuerza.
A mí, en cambio,
el loco me pareces tú por no hacerlo.
Por esquivar todas las piedras de tu camino
sin pararte a besarlas después del tropiezo.
Porque se te han atrofiado las alas
por tu absurdo temor a las alturas,
por si la hostia y los mío pedazos.

Yo me he roto todos los huesos del cuerpo
contra el fondo de una piscina vacía
por una posibilidad entre mil de caer
en un futuro jodidamente precioso.

Perdóname, pero el único loco eres tú. 
Que nunca has hecho una montaña de un grano de arena
y no sabes lo bien que se respira
al llegar a la cima y comprobar que sigues vivo.

Guárdate ese discurso de mierda,
que pasar página es, al fin y al cabo,
saltarse una parte de la historia.

No.
Yo soy más de punto final y libro nuevo,
de arrancarme más el corazón que la ropa
cuando alguien me besa la sonrisa.

Estás loco si no tienes cicatrices
porque sólo los valientes las llevan por bandera,
y sólo los valientes son capaces
de abrazar sin miedo a desordenarse
los mil pedazos de aquella hostia
- porque a ellos les sobran alas, claro -.

Y si estar loco  es querer así,
con todo
incluso con miedo,

que se joda la cordura.

miércoles, 3 de octubre de 2018

Estoy conociendo a alguien - Lucía Tudela

Estoy conociendo a alguien y no sabes lo feliz que me hace. No llevamos tanto sabiendo el uno del otro pero en el poco tiempo en el que le conozco sé que es el amor de mi vida y que posiblemente quiera estar a su lado el resto de mis días. No hemos hablado todavía sobre matrimonio ni nada parecido, no te asustes, simplemente sé que no nos hace falta porque nos sobra el amor y todos sus derivados.

Me he enamorado de como escribe, porque escribe, porque saca todo lo que tiene dentro y a veces pienso que lo hace hasta mejor que yo. Pero no te preocupes, no es envidia, es orgullo.

Pensaba que no olvidaría a quien había sido hasta ahora el amor de mi vida, pero menos mal que si, menos mal que ahora su nombre solo está escrito en aquel libro que dejé en la estantería y que he podido despegarme de su recuerdo.

Me he aprendido de memoria como come, como camina e incluso como duerme, puedes llamarme obsesa o enamorada mejor dicho, pero la felicidad que recorre por mi pecho es inhumana.

He aprendido a ser mejor persona a su lado y me ha enseñado que por muchas veces que me caiga va a estar siempre ahí, cogiéndome de la mano y besándome las heridas después.

Que mi coraza no tiene miedo a abrirse si es por su culpa y mi insomnio se ha enamorado de cada hora que pasamos juntos en la madrugada, echándonos de menos porque la noche hace de las suyas.

Siento que le conozco de toda la vida aunque hasta hace unos meses no había aparecido todavía. 

Ahora sin duda sé que me ha hecho falta todo este tiempo. Echaba de menos un amor así de incondicional, una caricia en el corazón y esa promesa de "para siempre"  porque sé que esta vez si se va a cumplir.

Ha tardado en llegar, pero ya sabes lo que dicen... mejor tarde que nunca. Y yo llevo esperando mucho tiempo, esperándole.

¿Qué quien es?

Se llama amor propio.

sábado, 8 de septiembre de 2018

Cambios - Mónica Gae

Claro que miro diferente, antes te miraba a ti.
Ahora sólo pretendo saber qué escondes.

Por qué has vuelto si te fuiste, 
por qué te fuiste si pensabas volver.

¿A qué trastorno mental quieres dedicarte ahora?

No puedes venir con una pistola anunciando paz
solo porque las guerras que te queden
sean aburridas y fáciles de ganar.

A mí no me vengas con contratos absurdos
si lo divertido es romperlos y eso lo aprendí contigo.

Claro que he cambiado,
antes de ti nadie me había hecho el daño que tú me hiciste.

No sonrías, no fue para tanto y sinceramente,
me esperaba más sangre por todos lados.
Después de un par de capas todo quedó como nuevo.

Siento decepcionarte, pero claro que he cambiado,
cambiar es bueno.
Hace que tus ex nunca vuelvan a fijarse en ti.

martes, 28 de agosto de 2018

Día 15 - Loreto Sesma

¿Por qué 21? 

Porque se supone que 21 días es el período de tiempo en el que coges un hábito ¿no? 
Y… no sé… Pensé que… quizás…olvidar a una persona también llevaría 21 días. Pero me equivoqué. 

Creo que he pedido los deseos a la estrella fugaz equivocada y que he sido como esa colilla pisada por miles de personas. Que a lo mejor no ha sido el beso sino el peso en los hombros de la mentira. Reconozco que me he sentido como esas personas que con el cartel de “tira” empujan y no consiguen abrir la puerta sin haberse equivocado antes. 

Pero… puedo ser muchísimas cosas, puedo equivocarme… intentar luchar contra titanes sintiéndome tan hormiga… pero nunca jamás he actuado para hacer daño, y menos a quien quería.

El pasado sigue siendo el peldaño que no alcanzas y por el que no puedes subir aquí, donde estoy yo, y desde donde se ven estas vistas asombrosas. El paisaje nunca será el premio si antes no has pagado el peaje del olvido. Y hasta que no me he ido no lo he sentido y hasta que no notes que me he ido no sabrás lo que te he querido.

He aprendido que con las manos manchadas de sangre es mejor no firmas sentencias en blanco. Aprendes que cuando un camino se bifurca por mucho que tú trates de coger un atajo o correr cuesta abajo la velocidad de arranque ya no es la misma. Que cuando dos caminos se bifurcan es porque ya no deben seguir unidos, es porque dos ya son uno y uno, y cada uno por su camino.

martes, 14 de agosto de 2018

.

Déjame que te diga que lo único que echo aún más de menos que a ti es a mí misma antes de conocerte. O cuando te estaba conociendo. Ahí si sonreía, reía a bocanadas. Ahí sí rezaba con manos y pies y pecho por tenerte el resto de mi vida cerca. Ahí estaba enamorada y de una pieza. Ahí éramos tú y yo y tú eras entonces todo cuanto yo quería llegar a tener.

Y ahora mira,
mira qué desastre.

Mónica Gae

——————————————————

No he vuelto. Y lo digo porque no puedes volver al lugar de donde nunca te has marchado. Sigo estando rota, pero me estoy reconstruyendo en otros lares: http://nueveden0viembre.blogspot.com/ 

jueves, 18 de enero de 2018

Días

Día Uno sin ti:
te echo tanto de menos que en mi reloj aún es ayer.


Día Dos sin ti:
no salgo de la cama,
aún estás conmigo, tan guapa,
aunque sea en mis pesadillas.


Día Tres sin ti:
no llamas
y todo, las canciones mi cama
la pena mi pecho tu nombre mi nombre con el tuyo
tus fotos mis trozos nuestros restos,
comunica.


Día Cuatro sin ti:
me abandonaste a las tres en punto.
El reloj lleva cuatro días marcando las tres y cinco.


Día Cinco sin ti:
tu ausencia aplastando mis entrañas.
Pareciera que han pasado por mi alma noventa años.


Día Seis sin ti:
hoy solo he llorado escuchando a Andrés
y leyendo a Ernesto.
Voy mejorando.


Día Siete sin ti:
mi madre me ha besado las orejas
y he salido del ataúd que es mi cama sin ti,
dejando al lado de la almohada una nota de resurrección.


Día Ocho sin ti:
me he ido a dar un paseo a la playa,
ha llovido como si le hubieran roto el corazón al cielo
y he comprendido
que uno es de donde llora pero siempre
querrá ir a donde ríe.


Día Nueve sin ti:
no te olvido,
pero hoy he vuelto a reír de nuevo
y he sentido un anhelo reconfortante al abrir la ventana,
como si el aire barriera los fantasmas de mi suelo.


Día Diez sin ti:
he dejado de huir
porque me he dado cuenta de que soy la
única que me sigue.
Tu recuerdo tampoco: se ha quedado atrás.
Creo que me acerco a la meta.


Día Once sin ti:
me he olvidado de que te estaba olvidando
y te he olvidado.


Día Doce sin ti:
he conocido a alguien,
soy yo.
Voy a darme una oportunidad.


Elvira Sastre supo explicar en pocas palabras lo que no se puede olvidar en pocos días.
Yo, aún sigo viva, pero por otros mares:
Blog:  nueveden0viembre 
Twitter e Instagram: @alilre 
YouTube: alilre

miércoles, 4 de mayo de 2016

Así

Imagina que pierdes las gafas en mitad de una multitud,
que ves, a todo el mundo, cantar una canción que no conoces,
que se te borran todos los mensajes, y al azar,
que tus canciones favoritas empiezan a sonarte a desconocidas,
que te leen tus poemas y no sabes de quien hablan,
que te sueltan en mitad de otra vida con los ojos vendados y un
[mapa de mentiras,                                                    
que tus amigos, de repente, no saben ni oírte ni entenderte,
que un día te despiertas, y se te han desordenado todas las fotos,
que miras al espejo, y no reconoces lo que ves.

Así me siento yo,
desde que tu no me miras.



El texto es del maravilloso Pablo Benavente
y aparece en su libro "Izar la Negra".
En cuanto a mí, ahora me muevo en otros mares.

miércoles, 17 de febrero de 2016

Una despedida no siempre es un adiós

Hay cosas que son muy difíciles de cambiar, amistades que aunque se disipan siguen presentes, amores que matan por eso de que el amor cuando no muere mata porque amores que matan nunca mueren. Personas que han muerto y sin embargo su recuerdo esta más ciego que nunca.
Existen también sonrisas de melancolía y lágrimas de felicidad, por eso no entiendo porque siempre lo relacionamos con lo contrario. Joder, he visto llorar a mi madre cada vez que mi hermano triunfaba y la eh visto sonreír cuando el mundo en realidad se estaba yendo a la mierda.
Crecí siendo adulta y ahora cada vez soy mas niña, porque no sabéis cuanto añoro mi inocencia, que se caracterizaba por esa tendencia creer que todo es posible, sentir esas mariposas que revoloteaban y que ahora han vuelto a ser orugas.
También he sido espectador, actriz y guionista , acabando a veces con el escenario y quemando un telón que ninguna culpa tenia de que el argumento no me gustase.
He mentido para no hacer daño y fui sincera para herir en lo más hondo del  que me había bombardeado. Muchos han dudado de que fuese capaz de hacer algunas cosas y luego he brindado por ellos cuando he llegado  a la cima y les he mandado un beso cargado de reproches, porque también eh sido Judas Iscariote.
He sido creyente y eh dudado de Dios y su mandato, no supe que era el amor hasta que leí a Benedetti y la primera vez que probé esta droga fue leyendo a uno de los grandes y desde entonces necesito mi dosis diaria de besos de Neruda, sentimientos de Becker y dosis de realidad de Escandar. Y no te voy a mentir cada día necesito respirar cada vocablo, sentir en mis venas fluir la poesía y llegar a lo más alto, aunque no se a donde, en una especie de éxtasis en forma de métrica.
Por eso ahora cuándo dejo mi tierra me da miedo mirar atrás y ver que algunos errores no me sirvieron para nada, si no para darme cuenta de que la vida no es más que una lucha, que no se luchar pero todavía me mantengo en pie y no se por qué y que respirar a veces puede ahogarte.
Y por eso odio profundamente las despedidas, porque llevan un mensaje subliminal que grita que no puede haber mañana, porque de todos los vocablos que me llevan al cielo la única que me da miedo es...adiós.
 
- Loreto Sesma.

jueves, 4 de febrero de 2016

Ahí va la niña.

Ahí va una niña, con cara de buena, recién maquillada, sabiéndose guapa, cerrando la puerta en la cara de un niño con granos y pecas, y sexo a escondidas, con fotos que sube la niña posando en las redes que atrapan al niño que mira.
 
Y ahí va la niña, sin tragar el humo, mirándose quieta en cristales de coches que habitan la cera y el niño en la otra, creciendo la pierna del medio, se sabe perdido y la espera como cada tarde sin que ella lo sepa.
 
Y ahí va la niña, con otro más guapo, pero sin bandera, sacándose fotos en moto sin casco y el niño  no sabe, lo mucho que vale, y vuelve a las redes, que nunca sociales. Y espera el recreo, y una de esas tardes le dice "te quiero, hoy vengo a buscarte". Y ella dirá que no, y él perderá una vida. Y así se hará mayor, y el sentirá el adiós de un beso en la mejilla...
 
Ahí va una vieja, llorando a escondidas, con coche de empresa, buscando una niña que sale de clase. Ahí va ese padre, felizmente tarde, con una señora con cara de dama, un niño con pecas se sube al Volkswagen. La prisa les hace casi darse con una señora y su niña. Levantan la vista, la dama no entiende por qué los dos lloran si no ha pasado nada. Y el hombre la mira, quince años más viejo, se acerca al espejo y con voz de familia le dice a la niña con cara de buena "sigue usted sin verme".
 
La niña suplica, el hombre contesta vaciando una vida... "tarde".
 
 
- Andrés Suárez

sábado, 26 de diciembre de 2015

Haz que no parezca amor.

Haz que no parezca amor, que es lo que se lleva ahora.
Duelen tantas tripas en nombre de la libertad. Tú dices libre y yo digo cobarde.
Cobarde todo aquel que no es capaz de comprometerse con el instante.
Cobarde todo aquel que no esté presente cuando el otro está desnudo y vulnerable.
Cobarde todo aquel que puso un límite desde el principio.
"Yo es que no quiero nada serio". Cómo si no fuera lo bastante serio estar dentro, físicamente, de otro ser humano.
"Yo es que no creo en las etiquetas". Cómo si ponerle nombre a las cosas fuera algo malo.
"Yo es que busco pasar el rato". Cómo si la vida fuera para siempre.
Hay algo tan neurótico en nuestra manera actual de relacionarnos, tan irrespetuoso con la vida, tan impaciente. Y queremos más.
Más picante. Más gordas. Más grandes. Más altos. Más guapas. Más fuertes. Más delgadas.
Nos aburrimos porque no nos soportamos a nosotros mismos, porque no queremos que nadie nos conozca, porque es más sencillo empezar de nuevo cada poco vendiendo nuestra mejor cara. Porque es mucho más sencillo follar que limpiar lo follado. Porque tenemos miedo a que en el fondo seamos un auténtico fraude, a que cuando el otro arañe un poco vea que no hay nada, nada serio. Y aquí seguimos rascando, cambiando cromos repetidos, poniéndonos ropa interior cara para que otros se limpien los pies al entrar. Haciendo del amor una servidumbre de paso.
¿No sientes a veces que tú vales más de todo eso que haces? Que tú eres jodido milagro, con tus ojos que todavía pueden ver, con tus pies moviéndose para llevarte al lugar que quieras, con tu boca capaz de dar las gracias, con tu piel ocupando una plaza en el mundo.
¿No sientes a veces que tú te mereces más que lo poco que te dan? Dos besos mal pegados, tres minutos entre las piernas, cinco embestidas y un whatsapp: No me agobies.
Lo más triste es que esta sociedad ha conseguido invertir los papeles. Ahora, si dices que sientes algo estás loco, es muy pronto, muy arriesgado, poco inteligente. Dime tú, ¿cómo lo haces para no sentir algo cuando lo haces? ¿Cómo se finge la vida? ¿Cómo se hace para que nunca parezca amor y que simplemente parezca un accidente?

Texto: Roy Galán
Vídeo: Mateo Sánchez.


lunes, 30 de noviembre de 2015

Tengo dos recuerdos guardados en mi mente como si fuesen el mejor tesoro del mundo.

Uno de ellos es de mi hermano, de aquella vez que creyó estar viendo a los reyes magos. Aún era un enano que no pasaba del metro cincuenta y los dos estábamos adormilados en el sofá. Hacía tanto frío que los dos compartíamos una manta y cuando la ventana se empañaba por la niebla escribíamos nuestros nombres con los dedos. El ruido de los cascos de unos caballos nos despertó, y mi hermano, abriendo los ojitos de par en par miró por la ventana. Entre la niebla aparecieron tres figuras vestidos de reyes magos y a mí nunca se me olvidará la cara que puso. Ni la forma en la que mi padre lo miraba. Y ese nerviosismo que le despertó, la ilusión en su cara y su forma de obligarme a irme a con él a la cama, porque los niños deberíamos estar ya dormidos.
El otro, es de dos personas que decidieron que el amor se acaba cuando llega la distancia. Pero dos meses después volvieron a verse en una estación, al bajar uno de ellos de un tren, y se dieron cuenta de si se quiere la distancia realmente es un número. Fue el abrazo y el beso más bonito que he visto en toda mi vida.

A mí, durante el último año me han preguntado varias veces que por qué te quiero, y creo que ya lo sé. Te quiero porque lo estás haciendo muy bien para todo el desastre que supongo, porque crees en mí más de lo que alguna vez lo he hecho yo misma, y sobre todo, porque eres la persona que puede superar esos dos recuerdos y cambiarme la vida.

viernes, 21 de agosto de 2015

Cerrado por defunción de órgano.

Se rompió.

Juro que intentaba que no se cayese, pero tenía las manos tan dolidas que parecía que los dedos se me fracturaban como las hojas secas bajo los pies de un niño.

Yo no contaba contigo y apareciste pisando fuerte y rompiendo todos mis esquemas con la misma facilidad con la que un huracán tumba un castillo de naipes.

Sujetabas mi mundo que pendía de un hilo y yo nunca tuve cojones de levantar el tuyo. Demasiado grande, demasiado pesado.
Demasiado insuficiente.
Yo.
Para ti.

Era más fácil cuando tu eras el que sujetaba la pistola y yo la que decidía apretar el gatillo. Ahora que es a la inversa veo que lo difícil no es disparar, es elegir dónde.

Duele más una sístole y diástole que una herida. Eso lo he sabido siempre.
Nunca creí en los para siempre y cuando apareciste jurándome una vida no pude soportarlo.

Es una puta ironía,
Pero desde ti no he sentido otra cosa.
Después de ti, nada.

Y aún me da por pensar en cuando me decías:
"Pienso quedarme contigo, al menos, una vida."

Y nunca nadie me dijo, que la muerte de un corazón, ya era perder una.